La designación de nuevos obispos para la región del Atlántico ha generado un profundo impacto tanto en los fieles como en los propios sacerdotes.
Dimas Acuña y Edgar Mejía, provenientes de humildes orígenes en Usiacurí y el popular barrio El Santuario de Barranquilla, respectivamente, recibieron con sorpresa y humildad el llamado del Papa Francisco.
Para estos sacerdotes, el nombramiento es más que un honor; es un compromiso con Dios y con su comunidad. “No somos merecedores de tal privilegio”, afirmaron con modestia.
Dimas Acuña, oriundo de Usiacurí y Edgar Mejía, nacido y criado en El Santuario de Barranquilla, expresaron su gratitud por la oportunidad de servir a la Iglesia en un nivel más elevado. Ambos reconocen la responsabilidad y el desafío que conlleva este nuevo rol.
El padre Dimas, designado Arzobispo de El Banco, Magdalena, describe su designación como un regalo de Dios y una oportunidad para servir con mayor entrega. Por su parte, el padre Edgar, nombrado Arzobispo Auxiliar de Barranquilla, reconoce la importancia de este llamado en un momento crucial para la Iglesia y la sociedad.
La comunidad de ambos sacerdotes ha celebrado con júbilo estos nombramientos. Sin embargo, también experimenta sentimientos encontrados al enfrentar la próxima partida de sus queridos líderes espirituales.
El arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas, destacó la benevolencia de Dios al proveer pastores para su pueblo. Este gesto de confianza en el clero local es un testimonio del compromiso y la dedicación de la Iglesia con sus fieles.
El padre Dimas y el padre Edgar, conscientes del desafío que enfrentan, están listos para asumir sus nuevas responsabilidades con humildad y determinación. Su designación no solo es un reconocimiento a su labor pastoral, sino también un llamado a servir con devoción y entrega a la comunidad católica del Atlántico.
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